Los transportines de rejilla de metal suelen oxidarse con el paso del tiempo. Veamos de qué manera prolongar su durabilidad:

    • Mantener el metal seco y, si se moja, secarlo bien es fundamental. Si lavamos el transportín, apartemos la puerta, aprovechando que es desmontable tanto ésta como el resto del transportín y tras lavarla sequémosla sin dejar ningún rinconcito. Podemos servirnos de un paño flexible o incluso de un trozo de papel de cocina para llegar a todas partes.
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    • Mantener el metal seco y, si se moja, secarlo bien es fundamental. Si lavamos el transportín, apartemos la puerta, aprovechando que es desmontable tanto ésta como el resto del transportín y tras lavarla sequémosla sin dejar ningún rinconcito. Podemos servirnos de un paño flexible o incluso de un trozo de papel de cocina para llegar a todas partes.
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    • No guardemos el transportín en garajes u otros lugares especialmente húmedos. No olvidemos que el óxido es un proceso químico que consiste en la degeneración del metal a causa del agua que entra en contacto con él. Idealmente, busquemos un lugar fresco y seco para prevenir la oxidación.
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    • Proteger la superficie es la mejor manera de evitar la corrosión. Antes de pintarlo, es importante aplicar antes un imprimador  (la opción del aerosol es buena para superficies suaves) para ayudar a que la pintura se adhiera mejor y que así proteja con más eficacia el metal de la humedad. Para aplicarla, que sea una pintura de calidad, ya sea en aerosol como con brocha o sumergiéndolo en una zafa con pintura, pongamos por caso. Además, demos una capa final para sellar la pintura con una capa con el fin de mejorar los resultados y no olvidemos repintar cuando la capa empiece a desaparecer.
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    • También podemos aplicar de forma previa a la pintura un convertidor de óxido para frenar el avance del óxido y luego aplicar la pintura. Será interesante hacerlo siempre y cuando lo tengamos por casa, pues de otro modo el precio puede resultar prohibitivo. Aun así, si lo vamos a usar para otros fines, podría ser interesante.

Cómo quitar el óxido:

    • Los eliminadores de óxido suelen ser caros y su uso requeire utilizar guantes, pues por lo general son soluciones químicas que suelen requerir frotar después. Por lo demás, su eficacia es variable, pero también es cierto que hay marcas muy buenas. De aplicarlo, hagámoslo en un ambiente abierto, bien ventilado para evitar inhalar los gases que puedan desprender.
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    • Otro método es el ácido oxálico, siempre tomando las medidas de precaución necesarias. Se trata de un método que consiste en la mezcla de este ácido con agua tibia y remojarlo. Se precisa el uso de guantes de goma, gafas y ropa protectora, no fumar ni inhalar los vapores del ácido, por lo que también conviene utilizar mascarilla. Es decir, se trata de un método sencillo, pero que requiere una serie de precauciones.
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    • Es posible eliminar el óxido con electrólisis, pero no es un remedio casero sencillo para profanos. Por lo tanto, si no queremos complicarnos la vida, sencillamente lo descartamos. O no, cada uno decide…
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    • El uso de herramientas abrasivas como láminas de acero o estropajos o lijadora eléctricas y similares es complicado, puesto que raspar las distintas superficies resulta complicado, al formar una rejilla. Quizá pueda servirnos el uso de papel de esmeril, similar a una lija para uñas y frotemos el metal con paciencia, para luego pasar un trozo de cebolla y finalmente enjuagarlo con agua caliente.
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Otros métodos con productos que tenemos en casa son los siguientes:

    • Vinagre blanco: para eliminar el óxido de la puerta de un transportín, dejarla a en remojo en vinagre algunas horas y luego rasparemos con lana de acero o con un cepillo de alambre. Tengamos en cuenta que se puede volver a oxidar mientras se seca, por lo que es esencial secarla bien y aplicar una capa de productos protectores o pintura.
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    • Limón, sal y cepillar: Cubrir la puerta con sal y exprimir luego con zumo de limón por encima y esperar unas cuantas horas antes de restregar con un cepillo de dientes u otro, y enjuagar al final. Otra opción es el ácido cítrico en polvo, para lo cual debemos verter agua caliente en una zafa de plástico en la que quepa la puerta del transportín, dejar toda la noche y luego enjuagarlo y secarlo.
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    • Bicarbonato de soda y cepillar: Haremos una pasta densa con bicarbonato de soda y agua y cubriremos el metal. Esperaremos unas horas, cepillaremos y enjuagaremos, sin olvidar secarla.

Más vale prevenir

Una manera infalible de prevenir es optar por los transportines con puertas de plástico o con cualquier otra modalidad. Actualmente, encontraremos muchos modelos alternativos.

Otros detalles de interés

    • La oxidación se produce por la degradación del metal al contacto con agentes oxidantes que se encuentran en el ambiente.
    • Las causas pueden ser muy diferentes, pero en el caso de un transportín puede deberse a haberse mojado y no secarlo después de forma minuciosa o por el mismo contacto del aire en ambientes húmedos. Es decir, con una elevada humedad relativa.

Un peligro para la salud

Además de lo antiestético que resulta, el óxido es un peligro para la salud.

    • El riesgo que podemos correr nosotros reside en el problema que supone el contacto con el óxido si tuviéramos una herida abierta anteriormente o recibir un arañazo del gato o mordisco, pongamos por caso. La cuestión es que podría infectarse e incluso se tiene un mayor riesgo de desarrollar tétanos. En estos casos, se recomienda la aplicación de la vacuna antitetánica, en caso de no tenerla puesta.
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    • Los animales también pueden sufrir este mismo problema, en caso de tener contacto con la puerta la herida abierta en cuestión. No es fácil que ocurra, pero como suele decirse, quien evita la ocasión, evita el peligro.

 

Escrito con ❤️

=^.^= Textos registrados.

Imagen: Iridi

 

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