Trucos para querer a un gato viejo
Veamos trucos para querer a un gato viejo, ayudarlo a envejecer bien y a disfrutar de sus años dorados. Porque los años van pasando y para todos, también para esos geniales bigotudos de cuatro patas con los que convivimos, por muy guapos y estupendos que se les vea.
La buena noticia es que ahora, por suerte, los gatos viven más tiempo y en mejores condiciones. Sin olvidar, eso sí, que la calidad de vida está relacionada con aspectos que hemos de cuidar al margen de los gatos de ahora estén más protegidos gracias a pasar sus días en interiores o se beneficien de los avances veterinarios. La mala noticia es que nadie es eterno, y los años no perdonan. Pero podemos ayudarle a envejecer bien aplicando una serie de trucos. Considera estas sencillas sugerencias:
¿Cuándo es viejo un gato?
Antes de nada, veamos cuándo puede considerarse a un gato «viejo». En los últimos años, ha habido un cambio en la consideración de la vejez gatuna, precisamente, porque los gatos ahora viven más, tal y como explica el profesor Richard Goldstein de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell. Ahora, se considera mayores a los gatos entre los 12 y los 14, a partir de estas edades aproximadamente.
Detectar cambios
Aunque los cambios en la vejez pueden ser graduales o rápidos, hay cambios de salud que se deben a problemas que el veterinario debería conocer. Por lo tanto, no caigamos en la trampa de pensar que ese cambio es por la edad y actuemos de forma adecuada.
No todos los cambios son consecuencia de la edad, algunos pueden provocarlos afecciones que pueden o no ser propias de la vejez. Sea como fuere, nuestro sentido común nos indicará cuándo acudir al veterinario. Al margen de esto, podemos ayudar al gato de edad a seguir haciendo una vida normal con trucos como estos.
Un truco para ayudar a un gato a envejecer es detectar cambios y ayudarle para enfrentarlos, por ejemplo, observar si ha perdido movilidad y facilitarle ésta velando por su seguridad sin que tenga que cambiar demasiado sus hábitos. Se trata de que no pierda las ganas de vivir pero sin arriesgar su salud.
Por ejemplo, la altura puede ser peligrosa , incluso subir o bajar de una cama, todo aquello que le pueda hacer perder el equilibrio, con riesgo de caídas o que le provoque dolor en sus articulaciones.
Los cambios se pueden producir a lo largo del tiempo de forma progresiva o de repente. Si se trata de señales que puedan suponer un problema de salud, acude al veterinario para prevenir o tratar posibles enfermedades.
Facilitarle la vida
De la observación obtendremos información muy práctica para poder actuar de modo que el gato se muestre más activo o simplemente mejore su calidad de vida. Fijémonos, por ejemplo, en sus lugares favoritos. Si prefiere el sol o la sombra para descansar, si donde toma el sol tiene su cuna o cojín o se pone en el suelo, si es más de ponerse en lugares altos o, por ejemplo, si se suele refugiar en lugares más escondidos. Busquemos el modo de ayudarle en este sentido.
Una vez veamos qué prefiere en este u otro tema, podemos facilitarle las cosas, así será más fácil para él llevar la vida de siempre o encontrar nuevos alicientes si hay cosas que ya no puede hacer o que le cuestan más.
Ayúdemosle a llegar donde antes llegaba sin problemas, pero siempre vigilando que no le perjudique subir donde lo hacía antes, los gatos mayores suelen tener artritis y ahora podría ser demasiado alto para él. Se trata de intentar encontrar el equilibrio entre mantenerlo activo y cambiar el mínimo de cosas posibles en su vida pero velando por su seguridad.
Podemos ponerle rampas para que acceda a ese lugar donde antes llegaba trepando, como suele ocurrir con los árboles rascadores altos, o si por ejemplo ya no sube a la cama o sofá o sillón con tanta facilidad, pongamos junto a ella unas escaleras o un escalón hecho por nosotros o comprado especial para mascotas. Otra idea es cambiar la textura de las superficies más peligrosas cubriéndolas con otras para que no resbalen. Siempre, que pueda llegar donde antes, pero de manera segura, es decir, que sea seguro tanto llegar como luego permanecer en ese lugar.
También fomentemos que beba agua si no llega a lo recomendado, que dependerá de lo húmeda que sea su dieta, podemos hacerlo con diferentes modelos de fuentes o poniendo más. Igualmente ocurre con la comida, en cuanto a comederos, los hay automáticos, también inclinados y altos o elevemos el suyo poniéndolo sobre una superficie alta como una caja de zapatos para que no fuerce sus articulaciones. Veamos si el lugar donde lo tenemos es tranquilo o le estresa comer, observémoslo.
La idea es que tengan fácil acceso a lo que disfruta y o necesita, desde tomar el solecito hasta la comida, agua y caja de arena, si es necesario con bordes bajitos y en un lugar accesible.
Darle lo que le gusta
Más allá de que el gato tenga sus objetos y espacio idóneo, el truco para que se encuentre a gusto en sus espacios vitales puede estar en observar qué le gusta y qué no le gusta y buscar alternativas si vemos que algo falla.
Si observamos que no los está usando o si se muestra apático y desanimado hagamos cambios buscando alternativas y variaciones, siempre que se hayan descartado antes posibles problemas de salud en el veterinario.
Pero por favor, ¡darles lo que les gusta siempre dentro de un orden! Miremos por la salud del gato. No se trata de darles snacks o chuches que acaben destrozando una dieta no balanceada. En general, la idea no es darle caprichos para tenerlo contento sino de cuidarlo, lo cual puede incluir mimarlo, pero con cabeza y bajo consejo médico en temas de importancia como la alimentación o su seguridad.
Agua y comida son claves
El agua y la comida son claves para cualquier gato, es obvio, pero en el caso de gatos mayores es aún más importante, aún si cabe, que tenga acceso al agua fresca y a una buena alimentación.
Los problemas de riñón son más frecuentes en gatos mayores, por lo que hidratarse bien es importante, tanto bebiendo como a través de la alimentación. El veterinario orientará sobre la dieta adecuada para cada gato en particular y el modo de combinar o puede que también mezclar comida seca y húmeda para mejorar su apetito y también la ingesta de líquidos. Otros puntos críticos en gatos mayores son la obesidad o perder peso.
Chequeos regulares
No es tanto un truco como una responsabilidad con nuestro gato, realizar chequeos regularmente para controlar su salud. En el caso de gatos mayores, estos se centrarán asimismo en aspectos propios de su edad, la edad dorada lo será de verdad mucho más fácilmente si velamos por su salud con un control veterinario regular. Siempre se ha dicho, más vale prevenir que curar, en especial con los gatos mayores, al ser más propensos a sufrir afecciones.
Los exámenes veterinarios periódicos también pueden ayudar a mejorar el bienestar de un gato mayor pues a la luz de los resultados se pueden tomar medidas prácticas para que su día a día tenga una mayor calidad de vida. «Para los gatos sanos ancianos, lo ideal es un examen anual, que incluya análisis de sangre y radiografías, junto con un examen más pequeño entre medio». Es decir, recomienda un examen cada seis meses.
Gato activo, pero sin estrés
Los gatos mayores no tienen la vitalidad de la juventud y pueden dormir más, no olvidemos que los gatos en general son grandes dormilones, en torno a 12 o 14 horas. Pero la apatía tampoco es propia de un gato mayor, necesariamente.
La vejez no es una enfermedad, los gatos mayores sanos son «perfectamente normales y no cambian en absoluto», dice el doctor Goldstein, salvo quizás en estos aspectos que señalamos.
En resumen, los gatos mayores tienden a ser menos activos y juguetones, pueden dormir más, ganar o perder peso y tener problemas para llegar a sus lugares favoritos. Sin embargo, no atribuya los cambios de salud o de comportamiento, a menudo graduales, a la vejez. Estos cambios pueden ser signos de enfermedades comunes o problemas dentales que su veterinario debe abordar.
Amor y cuidados
Amar es cuidar, si no de poco le sirve al gato nuestro afecto. Los gatos mayores pueden tener problemas para acicalarse como antes, y si observamos que dejan de hacerlo no dudemos en consultarlo con el veterinario, puede ser un síntoma de que algo no va bien. Acicalarlo con un cepillo o guante especial para cepillar el pelaje de los gatos es una manera preciosa de quererlo y de cuidarlo al mismo tiempo. Estrechar el vínculo también ayudará a darle medicamentos y, en general, realizar tratamientos con éxito, si fuera necesario.
Con el cepillado, por otra parte, su pelo brillará más al estimular las glándulas sebáceas y la circulación. Una rutina que el mismo gato agradecerá, si su lenguaje corporal demuestra que no le gusta, tampoco insistamos o cambiemos el modo de hacerlo, podríamos estar cepillándolo con demasiada fuerza o en lugares donde le incomoda, y esto podría ser también una señal que debería consultarse con el veterinario.
El cepillado está muy bien, pero sobre todo los gatos, y más aún si son mayores y se sienten vulnerables, por lo general, necesitan pasar tiempo con su familia humana o no humana, como este viejo gato entre amigos perrunos.
Pero cuidado con buscarle compañía, introducir un nuevo gato o perro puede ser muy estresante para un gato mayor, en especial si es un gatito. Muchos se sienten más dependientes y buscan refugio y apoyo en la rutina, sin que eso signifique aburrimiento, nuestras caricias y compañía.
El amor es milagroso, una medicina infalible para el corazón de un gato, dárselo sin medida pero también sin humanizarlo, respetando su alma felina, es clave para que disfrute de su edad dorada y tenga una vida muuuy larga.
Escrito con ❤️
=^.^= Textos registrados.
Imagen: Aleksandr Zotov.
DISCLAIMER: Información orientativa, no veterinaria. Este blog NO asesora, da opiniones personales basadas en la experiencia y difunde información general que puede contener errores a pesar de que nos documentamos a conciencia. SIEMPRE acude al veterinario, no somos un consultorio ツ